parábola
mi madre quiere que yo sea feliz, quiere
que sea joven y alegre;
un hombre que no tema al paso de los años,
ni tema a la ternura ni al candor del niño que debiera ser
cuando voy de su mano y la oigo repetirme
-para que no lo olvide- éstas y otras nociones.
mi madre no quisiera avergonzarse de mí.
mi madre quiere que no mienta, quiere
que sea libre y sencillo.
no quisiera verme sufrir,
porque el miedo y la duda
son males que padecen los adultos,
y ella quiere que yo sea su niño.
cualquiera que nos viese
no lo comprendería, en edad coincidimos
-no quiere que lo diga-
aunque ella me dio vida
cuando tenía los años que tengo hoy.
podríamos ser hermanos, ella un poco mayor.
podríamos se amigos: su memoria y la mía
corresponden a un tiempo en que ambos fuimos jóvenes.
(yo era menor, pero recuerdo verla cantar feliz
entre sus hijos, compartir nuestra infancia).
mi madre quiere verme luchar a toda hora
contra el dolor y el miedo.
sufriría si supiera que a mi edad,
la de ella entonces cuando me dio a la vida.
yo soy su viejo padre y ella mi dulce niña.
(pablo fernández)
que sea joven y alegre;
un hombre que no tema al paso de los años,
ni tema a la ternura ni al candor del niño que debiera ser
cuando voy de su mano y la oigo repetirme
-para que no lo olvide- éstas y otras nociones.
mi madre no quisiera avergonzarse de mí.
mi madre quiere que no mienta, quiere
que sea libre y sencillo.
no quisiera verme sufrir,
porque el miedo y la duda
son males que padecen los adultos,
y ella quiere que yo sea su niño.
cualquiera que nos viese
no lo comprendería, en edad coincidimos
-no quiere que lo diga-
aunque ella me dio vida
cuando tenía los años que tengo hoy.
podríamos ser hermanos, ella un poco mayor.
podríamos se amigos: su memoria y la mía
corresponden a un tiempo en que ambos fuimos jóvenes.
(yo era menor, pero recuerdo verla cantar feliz
entre sus hijos, compartir nuestra infancia).
mi madre quiere verme luchar a toda hora
contra el dolor y el miedo.
sufriría si supiera que a mi edad,
la de ella entonces cuando me dio a la vida.
yo soy su viejo padre y ella mi dulce niña.
(pablo fernández)
6 comentarios:
Los mayores se vuelven niños...
Precioso tu poema, besos
las madres... nada mejor que ellas.... =)
saludos sangrientos!!! ;D
Lol que más queremos las madres es que nuestros hijos sean felices, pero cómo cuesta a veces aceptar que los hijos son como son y que su concepto de felicidad a veces puede ser tan distinto al nuestro.
Bello poema.
que gran dibujo, cargado de amor para la personita mas especial de nuestras vidas, nuestras madres, saludos
pasaba a saludarte, y a leer un poco de tu blog.
:) nos leemos.
Una gran verdad con palabras sencillas, no hay nada mejor en el mundo que las madres amigas, solo ellas... :) y como siempre.. vine buscando el sol!! y aqui ta jeje...
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